La idea era recuperar las historias que escribí este verano y que están más o menos recopiladas en un archivo del pc que titulé la vida desordenada. Lo que ocurre es que, justo después, me he dado cuenta de que la de hoy iba a ser la entrada ciento noventa y una de este blog y he decidido que no podía desaprovechar una ocasión así.
Por eso hoy, lo que toca, es hablar de la suerte.
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