martes, 31 de agosto de 2010

74. LO QUE YA NO SIRVE.


Hace tiempo que atesoro una nueva afición. En la cola del supermercado busco por el suelo las listas de la compra de los que ya han pasado por caja.

Me encanta observar la variedad de papeles o cartones en los que la gente las escribe. Las abreviaturas, los tachones, las faltas de ortografía. Las diferentes formas para referirse a un misma cosa.

Me imagino, entonces, a la persona que las escribe. Valoro, por los productos, si lleva o no una alimentación equilibrada, si tiene una mascota o si hay niños viviendo en casa. Pienso en si habrá olvidado algo y tendrá que volver mañana.

Esto, en el fondo, me produce mucha pena. Siempre aparecen tiradas por cualquier lugar, pisadas por otros compradores. La costumbre de desprendernos de lo que ya no sirve.

Por eso las recojo. Me las meto en el bolsillo y, cuando llego a casa, las tiro en la papelera.

miércoles, 18 de agosto de 2010

73. MIENTRAS TANTO CÓGEME LA MANO.


Pocas veces empiezo y termino un libro en el mismo día. Eso sólo ocurre si el libro es muy corto o, aunque extenso, capaz de moverme algo por dentro.

Mientras leo en la cama, mi hermana en la cocina prepara dos tortillas de patata para la cena. Por la ventana veo a mi padre trastear, como muchas tardes, en la habitación donde guarda las cañas de pescar. Y del salón me llega la risa de mi sobrino, que aún no tiene un año y medio, y que aprende con mi madre a encajar las piezas de su puzzle de madera.

Cuando termino el último poema, el olor de la cebolla friéndose se ha extendido ya por toda la casa y es entonces cuando entiendo esa sensación del tiempo detenido a la que se refiere el poeta.

Hasta aceptar, con más o menos naturalidad, que pronto, también nosotros, habremos desaparecido.

martes, 3 de agosto de 2010

72. LA RUTA PNPE 23



A dos mil quinientos metros de altura el frío.
Piedras, pájaros y alguna flor.

A dos mil quinientos metros de altura no hay casi nada.
Sólo lo importante
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