Hace unos meses me llegó una invitación para participar en una convocatoria sobre el Holocausto a la que, para ser completamente sincero, no presté demasiada atención.
Pero ocurrió que la semana pasada fuimos a ver una película de amor y, cuando nos quisimos dar cuenta, la historia transcurría en un campo de concentración. Y las mariposas se convirtieron en un dolor de estómago.
Entonces me acordé de aquél árbol talado que fotografiamos una noche, volviendo de fiesta en Bellavista y entendí, en un segundo, lo que la noche de la foto se me había escapado.
La Tala es mi contribución a la convocatoria de mail art organizada por el Istituto Omnicomprensivo Statale de Casacalenda (Italia) con motivo de la celebración del Día de la Memoria.
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