Recibo un mail y contesto dando las gracias porque ya nadie escribe mails. Puede resultar exagerado, pero se trata sólo de la verdad. Como verdad era lo que contaba en la anterior entrada sobre mi resistencia al cambio.
Por eso, ponerse esta camiseta tiene, cada vez, menos sentido. Y, por lo otro, seguiré poniéndomela cada vez que me apetezca.
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