domingo, 3 de marzo de 2013

197. EL TIEMPO PRETÉRITO.


Cada vez que miro una vela, irremediablemente me acuerdo del día en que te fuiste.

No había nada que pudiésemos hacer. Por eso, lo primero que hice fue llamar a mis amigos para contarles que te habías ido. Después, lo único que se me ocurrió fue encender una vela y sacarla a la ventana.

Por eso evito encenderlas. Para impedir que las llamas conviertan en presente lo que sucedió o ya ha pasado.

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