Ayer, en la sobremesa, no pudimos separar dos yogures de un pack de cuatro. Tras varios intentos, optamos por comerlos por turnos; una cucharada de melocotón tú, una cucharada de albaricoque yo.
Este acontecimiento, además de constituir una señal inequívoca, me sirvió de excusa para pasar el resto de la tarde estudiando las ventajas e inconvenientes de la unión de dos cuerpos.
Para, ya en la cama, llegar a la conclusión de que eso, en sí mismo, ni es bueno ni es malo sino que dependerá, más bien, del tipo de unión que exista entre los cuerpos.
Lo siento el principio es tan genial (el primer párrafo) que se merece algo más, que esos párrafos tan prosaicos.
ResponderEliminarUn saludo y perdona el atrevimiento.
Estética de la cotidianidad, claridad y transparencia en las palabras ya que su juego con el lenguaje sencillo, el tiempo es narrativo puesto que cronológicamente hay un principio y un final, diálogo con el lector en el que se le implica con el "tú" estableciendo una relación con él, en el que lo autobiográfico ficcionaliza la acción representada por un "yo real", son algunas de las pautas por las que este texto es verosímil, pues parece que dices la verdad y no te lo contradigo. Pues por esto, tienes toas las papeletas de haber escrito un poema realista. jejeje
ResponderEliminarTengo que repasar los conceptos, que me ha salío un análisis mu pobre, veamos, si apruebo el examen de mañana, deséame suerte si no me quieres matar antes, jajaja. :P
Con tus últimos poemas vas consiguiendo convertir la sexualidad en algo normal.
ResponderEliminarO no sé si soy yo el que lo ve cada vez de forma más normal.
Qué cosas.