Es verano y la noche nos recibe como una suerte de segunda mañana. Nos saludamos con un abrazo. Nos colocamos alrededor de una mesa preparada para la fiesta. Nos preguntamos, nos escuchamos.
A través de las palabras nos conocemos y en las ganas nos reconocemos. Conscientes de la importancia de viajar en el mismo barco y de la suerte de naufragar en los mismos mares.
Y así avanza la velada. Ensimismados. Ajenos al ruido de los coches que aún circulan por la avenida. Sin prestar demasiada atención a la torre centenaria que se levanta sobre nosotros. Fascinados por la brisa que nos resarce de todo el calor del día.
Nada que nos anuncie la transcendencia de la noche. Nada que nos recuerde que sólo la torre nos sobrevivirá. Nada que nos avise de que este será el último aniversario.
Querido Beltrán,
ResponderEliminarQue bonito detalle el tuyo, recordar a Claudia en el día de su cumpleaños. Reconforta saber que está entre nosotros.
Te lo agradezco de corazón.
Un abrazo !!