A esto, no a lo otro, me refería ayer cuando decía que mi obra estaba en el IVAM aunque mi obra fuera una guarrería.
Cartas de Mujeres, ha sido posible gracias al libricidio o descuajaringamiento del número veintidós de la colección Crisol, escrito por Jacinto Benavente, premio nobel de literatura en 1922.
Y también gracias a que, hace unas décadas, no existía internet como opción erótica al alcance de la mano de cualquiera.
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