Últimamente he reflexionado bastante sobre las causas que me llevan a adquirir ciertos hábitos. Y he llegado a la conclusión de que se trata, más o menos, de las mismas razones que me conducen al abandono de algunas otras inercias.
Estoy hablando, por ejemplo, de esta manía de airear en público los estados de ánimo o de la obsesión por fotografiar cada cosa y cada instante.
Por el camino, me he desacostumbrado a casi todo.
Por el camino, me he desacostumbrado a casi todo.
No es que ahora sea feliz con poco. Es que ahora soy feliz con lo poco.
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