lunes, 4 de noviembre de 2013

287. NOVIEMBRE.

El primer día de octubre pensé que era muy afortunado. Bueno, si dejamos a un lado el eufemismo, lo que en realidad me dije fue: septiembre ha pasado y mi padre no se ha muerto.

Pero octubre, enseguida, se convirtió en la imagen del mes de octubre estampada en el calendario. Las dos manos que no me dejaron olvidar aquel poema que había escrito hace meses sobre las dos piezas que no encajaban.

Mi error no fue dudar, sino escribirlo en un papel. Luego tú te encontrabas mis dudas repartidas por toda la casa y, casi siempre a deshora, eramos capaces de elevarlas a documento público. Sí, he dicho bien: documento público, de esos que no admiten una prueba en contrario.

Esta mañana, sin embargo, cuando llegué a la oficina y arranqué la página del calendario, supe que las piezas están comenzando a encajar. Y recordé que, de toda la vida, noviembre ha sido el mes favorito.

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