jueves, 23 de junio de 2016

408. EL GENIO

A los pocos días de enterrar a mi padre, hice un poema con su monedero. Guardé en su interior algunas letras, lo fotografié y le puse de nombre La Fortuna.

Mi padre murió sin saber que yo escribía. Que dedicaba mi tiempo a disparar fotos, a estudiar las vanguardias artísticas, al arte del collage. En una palabra, a lo inútil.

Hoy, un señor desconocido me pide permiso para utilizar el poema. Quiere que La Fortuna sea la imagen de portada del próximo número de su revista.

Cuando yo era un niño, algunas de mis ocurrencias desesperaban a mi padre. Un día, enfadado de verdad, me aseguró que yo, de mayor, sería un genio o sería otra cosa. 

Imagino que, en algunas semanas, un ejemplar de la revista llegará al buzón. Ese día, como todos, voy a acordarme de mi padre. Incluso, puede ser que me invada la tentación de contar algo, a los que aún quedan, sobre esta forma mía de vida.

Por lo demás yo siempre lo he sabido. Lo sabía cuando era un niño y lo sigo sabiendo ahora. Que soy un genio. Un genio de esas lámparas que alumbran con una luz extraña.

domingo, 5 de junio de 2016

407. AGUA O EL POEMA QUE EMPIEZA CON LORCA Y TERMINA CON LORCA.

Agua que corre, libre, en abundancia
manada del aljibe limpio y claro

que habita el interior de los poetas.

La verdad, toque fiesta o toque luto
sigue su curso en palabras cisterna
que abastecen la casa del sediento.

Por eso el de Granada no se ha muerto
como los que se olvidan para siempre
en un montón de perros apagados.

Sus versos no son el agua pasada.
Cerró el piano pero siguió la música
quedará el dolor pero no el silencio.