A veces pienso en el título de un texto
antes incluso de haberlo escrito:
la historia del niño que cazaba grillos,
el verano en que leí Rayuela,
o está el títere tiritando de frío.
A veces pienso que pierdo el tiempo
distrayéndome en las reuniones,
restando a mis noches horas de sueño
inventando títulos de historias
que probablemente nunca escriba.
miércoles, 21 de julio de 2010
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