lunes, 20 de enero de 2014

312. LLEGÓ.

La bandeja de poliespán llegó, pese a su fragilidad, entera.

Me imagino que hubo un cartero que, al verla, la salvó del aplastamiento de la saca de correos y la colocó encima del resto de paquetes y cartas.

Decidme si esto no es razón suficiente para seguir creyendo en el ser humano. 

Porque, aunque nos hayan enseñado que, para sobrevivir, hay que ser fuertes, ocurre que, a veces, sólo mostrando nuestra fragilidad llegamos a conocer lo mejor de los que nos rodean.

No hay comentarios:

Publicar un comentario