jueves, 15 de marzo de 2012

147. MICROSHOW.


Llego el primero al Teatro Central, subo las escaleras hasta la primera planta, y a las puertas de la sala B, una chica vestida de negro me pregunta nerviosa que si ya soy público.

Sé perfectamente a lo que se refiere, pero en vez de decirle que sí, que he llegado algo pronto, opto por jugar al equívoco y le contesto que no, que yo todavía soy privado.

Empieza el show y la poeta de las gafas rojas reivindica la desobediencia. Porque desobedecer es la única opción que nos queda para no ser cómplices de los que deciden por nosotros.

Yo me animo y, pese a la advertencia previa de la voz en off en la sala, saco la cámara y le hago esta foto. Está un poco movida, ya lo sé, pero es que a mí desobedecer me sigue poniendo un poco nervioso.

La poeta del vestido de lentejuelas hace pompas de jabón. A mí me parece que ese es el mismo vestido que se pone, en su casa de Madrid, cada vez que prepara unas lentejas.

La poeta de los zapatos rojos compra los besos por internet y los esparce por donde quiere. La mires por donde la mires, parece una mujer desmedida.

Como el resto de las modelos, sólo habla de su vida privada. Es entonces y solo entonces, cuando quiero entender la pregunta de la chica de negro. Sí, la del primer párrafo.

Entretanto, la poeta llamada AJO va recitando pequeños poemas enormes que, si andas desprevenido, se te pueden colar de la piel para dentro.

1 comentario: