domingo, 11 de septiembre de 2011

126. EL LETRERO DE LA CALLE PALOMA.


Hace veinte años, cuando iba al colegio en esa ciudad, cada día me fijaba en ese cartel y me preguntaba si eso de carnecería sería un error o si, aunque minoritaria, sería una opción válida.

Ayer, paseando por esa ciudad volví a fijarme en el cartel y, espontáneamente, recordé esta historia. La diferencia es que ayer busqué la palabra en la página web de la RAE, donde me aseguraron que la palabra carnecería no está en el Diccionario.

A mí esto me parece grave. Ya me lo parecía de adolescente. Porque no es lo mismo confundirte nombrando una realidad que confundirte nombrando tu propia realidad.

Ahora podría hablar del tan extendido caso de los letreros de los garajes escritos con dos ges, o incluso podría formular mi teoría de la responsabilidad solidaria que habría que exigir a los fabricantes de esos carteles. Pero prefiero dejarlo aquí.

Si acaso anunciar que, en los próximos días, podría contar una historia de amor preciosa. Una historia de carteles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario