martes, 20 de octubre de 2009

17. FINAL.

(...)
Ya no sé despertar sin ti
ni cocinar para uno sólo.


Hasta aquí mi poema de hoy. Un par de versos eneasílabos que se me han revelado esta mañana en el carril bici, de camino al trabajo.

La ventaja de ser un poeta en prácticas y no un poeta, así a secas, es que me permite concederme ciertas licencias. Como mantener el poema de las lentejas de ayer que, pese a ser el testimonio de una preciosa historia de amor imposible, es estéticamente muy mejorable, y vencer la tentación de borrarlo.

O, como hoy, mostrar el final de mi próximo poema. Un poema que, por ahora, no tiene principio.

1 comentario:

  1. Yo creo que tu poesía es tu prosa, que tiene una sensibilidad inmejorable.

    ResponderEliminar